lunes, 30 de junio de 2014

Una extraña libertad

Jean-Luc es consciente de que ha gritado; allí se despiertan todos gritando. El sudor frío que empapa la mugre de su cuerpo desnutrido, escocido  hasta la locura donde las chinches se han dado su festín, le aviva el recuerdo de la pesadilla que ha terminado por despertarle. Hoy, sin embargo, la naturaleza del tormento que ha acompañado su nimio descanso –luz blanquísima, voces amortiguadas y un olor desconocido cuyas enseñanzas jamás sabrían identificar con el desinfectante– ha sido bien distinta de aquel otro al que se refiere como La Pesadilla y que lo visita todas las noches desde que sus ansias por defender Tierra Santa, espoleadas por el fanatismo, la fiebre y la ambición de no pocos, fracasaran estrepitosamente en la funesta jornada de Los Cuernos de Hattin. La Pesadilla es fruto del encierro y de su estupidez por no escuchar, Deja que cada cual honre a Dios a su manera, a su padre, el señor de La Jetée. Y la imagen de una madre anegada en lágrimas no contribuye al descanso de su espíritu.

jueves, 19 de junio de 2014

La anciana que robaba libros de Harry Potter


Huang representaba la primera generación de la familia Hóu nacida en España. Llamado Juanjo por sus amigos oriundos de aquellas lejanas tierras del sur donde finalmente se afincaron sus padres un caluroso cuatro de agosto, recibió su educación en uno de los mejores centros privados de la zona, pues se había fijado que su futuro estuviera bien lejos de la tiranía del pequeño negocio familiar. Pero el Destino es un dios testarudo poco dado a escuchar los anhelos de los hombres, y ya había reservado para el primogénito de los Hóu una meta tan ajena a los deseos de sus padres como podía serlo la librería El perro de Ulises.

martes, 3 de junio de 2014

Confidencias de un superhéroe anónimo

No era lo que podría llamar un superhéroe al uso, de esos a los que estaba acostumbrado a ver en prensa y televisión, y así se lo dijo tras un buen trago de café con leche, «No pareces un superhéroe», haciendo sonreír a su enigmático acompañante.